Nuestra imagen es nuestra primera tarjeta de visita y si queremos ser elegantes, también en la boda, debemos conocer a fondo nuestras características personales y físicas, haciendo un uso inteligente de ellas.
Lejos de tópicos, no podemos olvidar que es de suma importancia someterse a los usos de la etiqueta establecida en función del acto para el que tengamos que vestirnos. Aunque nadie nos dirá que nuestra forma de vestir no es la adecuada, nos sentiremos más seguros si seguimos determinados parámetros que van de la mano del buen gusto y la elegancia.
- Seguir la moda, no es ser su esclavo. Demuestra inteligencia y conocimiento, aquel que haciendo un "guiño" a la moda, adapta el color y el diseño de mayor vanguardia a su estética personal.
- La sencillez y la discreción son la mejor apuesta de elegancia. Hay prendas muy vistosas y audaces que no siempre son aconsejables.
- Nuestro cuerpo es la "percha", por ello no debemos nunca olvidar que las prendas deben elegirse teniendo presente nuestra fisonomía. En este sentido me permito recordaros que los colores oscuros adelgazan; que las rayas verticales, los colores neutros y los trajes de una sola pieza (vestidos) alargan la silueta. Por el contrario, las rayas horizontales y las telas gruesas engordan, los estampados y colores muy vivos o llamativos, junto a los trajes de dos piezas (falda y blusa), acortan la silueta.
Etiqueta
En ocasiones muy especiales los anfitriones comunicarán a sus invitados el tipo de indumentaria más correcta para asistir a la ceremonia. Pero como no suele ser lo más habitual, marcamos unas pautas generales.
Para el hombre
- El chaqué es la prenda de etiqueta que se utiliza durante el día (por la mañana y hasta el atardecer). La mayor innovación la encontraremos en el chaleco y los complementos. Prendas que a través del tejido y los tonos aportarán color y vanguardia.
- El smoquin es el comodín de la etiqueta y nos rescata de muchas situaciones ambiguas. Su utilización está recomendada para tarde-noche.
- El frac es una prenda reservada para ocasiones de gran solemnidad y máxima etiqueta. Su uso es nocturno, y sólo como excepción se admite durante el día, en actos de especial relevancia.
Para la mujer
- El vestido de cóctel, es corto hasta la rodilla o un poco por debajo. Se puede acompañar con joyería y bisutería de audaces diseños, pero evitando la sobrecarga. El bolso recomendado es el de mano. Es mejor vestir con medias, aún siendo verano.
- El vestido corto deberá ser hasta la rodilla o ligeramente por encima, sin llegar a una minifalda. Los diseños y tejidos vendrán marcados por la moda y los complementos, en este caso, desempeñan un papel fundamental.
- El vestido largo o traje de noche deberá cubrir las piernas en su totalidad y es la prenda de más etiqueta del vestuario femenino. Se caracteriza por su elegancia y por la utilización de telas de gran calidad: rasos, sedas, terciopelos e, incluso incrustaciones de pedrería, lentejuelas, etc... El bolso siempre de mano y pequeño. Este es un atuendo que admite mayores libertades.
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